Cuchulain en la tierra de Skatha

Cuchulain era un joven que pensaba en cómo prepararse para la guerra y para las hazañas heróicas con que ganaría el corazón de Emer, la mujer a la que aspiraba.El había escuchado sobre una fuerte guerrera llamada Skatha que, en la Tierra de las Sombras, enseñaba a los jóvenes héroes.Cuchulain enfrentó grandes peligros en el camino, cruzando oscuros bosques e inmensos desiertos.Después de escapar de las bestias de Perilous Glen, llegó al puente de los obstáculos que debía cruzar para llegar a las tierras de Skatha.Alli encontró a muchos hijos de los príncipes de Irlanda, que esperaban aprender las artes de la guerrera.Entre ellos estaba su amigo Ferdia, hijo de Daman, a quien pidió que le explicara cómo llegar a las tierras de Skatha.El puente de los obstáculos era muy estrecho y estaba sobre un desfiladero, donde muy abajo se podía ver un mar ardiente donde nadaban monstruos hambrientos.Ferdia le dijo: "Ninguno de nosotros ha cruzado el puente, pues hay dos hazañas que Skatha enseña al final, una es saltar por encima del puente y la otra es lanzar la Gae Bolg, si un hombre pisa los extremos del puente, inmediatamente la mitad se alza y lo devuelve a su punto de orígen, y si salta sobre él, puede perder el equilibrio y caer donde los monstruos."Cuchulain decidió reponerse del viaje y cuando cayó la noche ensayó el cruce del puente.Tres veces lo intentó y las tres veces fue rechazado, mientras sus compañeros se burlaban de él por no ser capaz de esperar la ayuda se Skatha.En el cuarto salto llegó a la mitad del puente, y con un salto más, estuvo frente a la fortaleza de la mujer guerrera. Ella le alabó su coraje y lo admitió como alumno.Durante un año y un día Cuchulain vivió con Skatha y aprendió con facilidad todo cuanto ella le enseñaba.Finalmente fue instruido en cómo usar la Gae Bolg, que se lanzaba con el pie y al entrar en el cuerpo del enemigo agrietaba cada músculo de su cuerpo.Skatha le dio la poderosa arma ya que, antes de conocerle, había considerado que nadie era adecuado para poseerla.

El secreto de Maón

Maón, reinaba en Irlanda en la provincia de Leinster y acostrumbraba cortarse el pelo una vez al año.El hombre encargado de este trabajo era elegido por sorteo entre la gente del pueblo e inmediatamente después, era asesinado.La razón de ello era que Maón tenía las orejas tan grandes como las de un caballo y no quería que nadie se enterara.En una ocasión, la persona elegida para la tarea, fue un hombre solo, único hijo de una pobre viuda.Por sus lágrimas y ruegos el rey aceptó no matarlo con la condición de que jurara que jamás revelaría su secreto.Así pudo el joven regresar con su madre, pero el secreto empezó a obsesionar su mente, enfermó de tal forma que estuvo a punto de morir y debieron llamar un druida para que lo atendiera.El dijo: "Es el secreto lo que lo está matando y no se restablecerá hasta que se lo cuente a alguien. Que busque un lugar donde se encuentren cuatro caminos, que gire a la derecha, y que le diga el secreto al primer árbol que encuentre, para poder recuperarse."El joven siguió las indicaciones del sabio al pie de la letra y dio con un sauce, sobre la corteza apoyó los labios, susurró el secreto, y volvió a su casa liberado.Ocurrió poco después, que al arpista Craftiny se le rompió su arpa y necesitando una nueva, fue a buscar un árbol adecuado para construirla, siendo elegido el mismo sauce.Craftiny lo cortó, hizo el arpa con su madera y esa noche tocó ante los invitados del rey.Cuando posó sus dedos sobre las cuerdas, los invitados oyeron: "Dos orejas de caballo tiene el rey Maón."El rey, viendo que su secreto había quedado al descubierto, se quitó la capucha y se mostró tal cual era.Así fue como nunca más murió ningun hombre por culpa de ese misterio.

Leyenda de la calavera

Cuentan que hubo una vez un hombre, dueño de una granja en Irlanda, que un día discutió fuertemente con su hijo único. Tras la discusión nunca más volvieron a hablarse y al poco tiempo el joven murió repentinamente. Tal era el odio que el padre aún albergaba en su corazón que no se presentó en el funeral de su propio hijo ni acudió al cementerio cuando lo enterraron. Pasó el tiempo. El granjero se convirtió en un hombre taciturno y poco sociable. Aún así, cumplía con las obligaciones ciudadanas y cuando murió un vecino fué al entierro. Al término de la ceremonia, el granjero se quedó un rato en el cementerio. Paseando por entre las tumbas, encontró una calavera. Por aquellos tiempos, los sucesos sobrenaturales estaban a la orden del día, y así sucedió que la calavera, con un crujido inquietante, movió las mandíbulas para hablar: -Mañana –le dijo- pasaré la noche en tu casa, con la condición de que vuelvas tú más adelante a hacerme compañía en el cementerioEl granjero, convencido de hallarse ante alguna señal del otro mundo, no dudó en aceptar. Además, decidió buscar un testigo e invitó al cura a visitarle la siguiente tarde. Cuando estaban cenando, se oyeron unos golpes secos en la puerta.Aunque nadie abrió, una calavera apareció de repente encima de la mesa. Ante la estupefacción de los dos comensales, el esqueleto dió buena cuenta de las viandas, y desapareció. A la noche siguiente, el granjero se armó de valor para cumplir con su parte del trato, aunque esta vez no obtuvo compañía. Se introdujo en el cementerio y buscó la calavera entre las tumbas donde la había encontrado la primera vez, sin suerte. Al lado de la iglesia, había una escalera con tres peldaños, junto a un prado. El granjeró los bajó, y se encontró de repente ante una escena surgida de la niebla en la que vió hombres enzarzados en una sangrienta pelea, con palas de madera y guadañas.Al verle, los contendientes se dirigieron a él preguntándole: -¿Acaso buscas una calavera descarnada? Mira a ver en este campo de al lado, buen hombre. Asustado por el tono de voz de ultratumba que proferían aquellos hombres, el granjero pasó corriendo al campo de al lado, para encontrarse en medio de una refriega salvaje entre hombres y mujeres. También entonces detuvieron su pelea, para decirle: -¿Buscas un cráneo blanqueado? Se acaba de ir al campo de aquí al lado. Lleno de miedo, huyó el granjero y llegó ante una casa que parecía haber aparecido por arte de magia. Sin pensarlo dos veces, penetró en su interior. Nada más entrar un fuego ardió en la chimenea, y junto al hogar vió una dama y una criada. La primera, desconsolada y aterida de frío, caminaba de un lado para otro, intentando acercarse al fuego, pero la criada la apartaba a empujones. Al verlo, le miraron con unas vacías cuencas de ojos y le dijeron: -Si buscas la calvera, la encontrarás en la habitación de al lado. Allí corrió a refugiarse el pobre granjero. Por fin, vió sobre el suelo, en un rincón, cubierta de polvo blanco, a la calavera deslucida. Pero no estaba sola, tres figuras se hallaban tras ella, como sombras de raídos ropajes negros, tres mujeres desgreñadas, pálidas y frías. Con una voz que parecía un eco, la calavera ordenó:-¡Mujer! ¡Dale de cenar a nuestro invitado! Con una actitud más propia de zombie que de viviente, la mujer se adelantó tambaleándose para poner sobre la mesa un poco de pan negro y una sucia jarra con agua. El hombre, no se atrevió a probar aquello. Entonces la voz de la calavera sonó de nuevo desde el oscuro rincón: -¡Mujer! ¡Da la cena a nuestro invitado! Una segunda mujer arrastró los pies hasta la mesa, en la que colocó aún menos cantidad y peor comida y bebida. La voz de la calavera tronó entonces: -¡Mujer!¡La cena para el invitado! Y un tercer guiñapo humanoide se apresuró hacia la mesa, pero está vez de sus manos surgieron manjares y bebidas apetitosas, y el hombre, por fín, comió y bebió hasta hartarse. Luego descubrió que la calavera se hallaba ante él, sobre la mesa, y una luz parecía brillar en los cuévanos: -Voy a explicarte cuánto has contemplado, hombre, pues tu valor y arrojo lo merecen. Fueron los hombres contendientes en vida vecinos que luchaban entre sí por tierras que tenían unas junto a otras, y movían las estacas, y cambiaban las margenes, y ahora tienen que luchar entre sí por siempre. Los hombres y mujeres enzarzados en cruel pelea fueron parejas casadas en vida que solían enfrentarse en sus casas, y ahora así seguirán por toda la eternidad. La señora que viste aquí al lado, muerta de frío, fue en vida cruel con su criada, y ahora sufre la venganza hasta el Día del Juicio. Y las tres mujeres oscuras, esas eran mis esposas. La primera siempre me trató mál, la segunda peor, y la tercera me cuidó bien, y así he querido que siga siendo. En cuanto a tí, desgraciado, viniste a mí por no asistir al funeral de tu hijo y sí fuiste sin embargo al de un extraño. Dime, ¿cuánto tiempo crees que ha pasado desde que saliste de tu casa? -En la tarde de ayer salí a buscarte calavera, respondió titubeante el granjero. -Aquí llevas setecientos años- sentenció la voz del cráneo-. Una oportunidad te queda, vuelve al cementerio, busca la tumba de tu hijo, póstrate ante él, y arrepiéntete, quizá aún puedas obtener el perdón. Volvió el hombre a hacer el camino de vuelta, recorriendo tierras que le parecieron extrañas, hasta llegar al viejo cementerio. Encontró la desvencijada tumba de su hijo, se arrodilló en tierra y pidióle perdón. El suelo se resquebrajó silenciosamente entonces, de las profundidades surgió una mano, sujetó la suya, y como jirones de niebla, ascendieron al cielo los espíritus del padre y del hijo.

La maldición de Macha

Crunden, hijo de Agnoman, vivía en una parte solitaria del Ulster, entre las montañas, tenía un buen pasar pero su esposa había muerto y él tenía sobre sí el cuidado de sus cuatro hijos.
Un día estaba sentado en la casa cuando vio entrar por la puerta a una mujer, alta y agraciada y bien vestida, que sin decir palabra se sentó junto al hogar y se puso a encender el fuego fué después a donde estaba la harina, la sacó, la mezcló y asó una torta, al atardecer tomó una vasija y salió a ordeñar las vacas, pero en todo el tiempo no dijo palabra, volvió después a entrar en la casa, se dio una vuelta hacia la derecha, y se quedó la última en pie para tapar el fuego.
La mujer se llamada Macha, allí permaneció y Crunden se casó con ella.
Ella los atendía a él y a sus hijos, y todo lo que tenía el hombre prosperaba.
Un día se dispuso una gran asamblea de los hombres del Ulster para hacer juegos y carreras y toda clase de entretenimientos y todos los que podían, hombres y mujeres, soían ir a esa asamblea. Yo iré hoy allí -dijo Crunden-, como van todos los demás hombres -No vayas- dijo su mujer- pues sólo con que en la feria pronuncies mi nombre, me perderás para siempre, entonces no hablaré de ti para nada -dijo Crunden- y marchó con los demás a la feria, donde había toda clase de entretenimientos, y estaba toda la gente del país.
A la hora nona llevaron el carro real al campo, y los caballos del rey ganaron la carrera. Entonces los bardos y poetas, los druidas y los servidores del rey y toda la asamblea se pusieron a alabar al rey y la reina y sus caballos y clamaron: "Nunca hubo mejores caballos que éstos, no hay quien corra más en toda Irlanda." "Mi mujer corre más que esos dos caballos" -dijo Crunden- cuando se lo contaron al rey, dijo: "Apresad a ese hombre y retenedle hasta que se pueda traer a su mujer a que pruebe su suerte corriendo contra los caballos" así que le apresaron y le retuvieron, y se enviaron mensajeros del rey a la mujer.
Ella dio la bienvenida a los mensajeros y les preguntó a que iban, venimos por orden del rey -dijeron- a llevarte a la feria, para ver si corres más deprisa que los caballos del rey pues tu marido se ha jactado de que lo harías y ahora está preso hasta que vayas tú a liberarle. Necedad de mi marido fue decir eso -dijo ella - en cuanto a mí, no estoy en condiciones de ir, porque en seguida voy a dar a luz, es lástima -dijeron los mensajeros- porque si no vienes se dará muerte a tu marido, siendo así, tengo que ir pase lo que pase -dijo ella- conque en esto partió hacia la asamblea y cuando llegó allí todos se agolparon para verla, ¿no es decoroso mirarme, en el estado en que estoy? -clamó ella- ¿para qué me han traído aquí? para correr contra los dos caballos del rey -gritó el pueblo- ¡Ay dolor! -dijo ella- no me lo pidáis, pues ya se acerca mi hora, sacad las espadas y matad a ese hombre -dijo el rey- ayudadme -dijo ella al pueblo- pues todos vosotros habeis nacido de madre -y dijo al rey- dame siquiera un plazo hasta que nazca mi hijo, no doy ningún plazo -dijo el rey- entonces la vergüenza que caerá sobre tí será mayor que la que caiga sobre mí -dijo ella-y porque no has tenido conmigo ni piedad ni respeto, caerá sobre tí un mayor castigo que el que ha caído sobre mí, que traigan los caballos y los pongan a mi lado.
Echaron a correr y Macha adelantó a los caballos y ganó la carrera.
En la meta le dieron los dolores del parto, y alumbró a dos hijos, niño y niña, y del dolor dio un gran grito.
De pronto acometió una debilidad a cuantos habían oído el grito y de suerte que no tenían más fuerzas que la mujer allí tendida.
Y Macha dijo así: "De aquí en adelante, y hasta la novena generación, la vergüenza que habeis puesto sobre mí caerá sobre vosotros y en el tiempo en que mas necesiteis vuestra fuerza, en el tiempo en que vuestros enemigos os estén cercando, en ese tiempo la debilidad de una parturienta descenderá sobre todos los hombres de la provincia del Ulster."
Y así sucedió y de todos los hombres del Ulster nacidos después de aquel día, ninguno escapó a aquella maldición.

La tragedia de Cuchulain y Connla

Mientras Cuchulain vivó en la Tierra de las Sombras fue amante de la pricesa Aifa, una de las más fuertes guerreras del mundo.
Antes de regresar a Erín, su pueblo, Cuchulain le dio a la princesa un anillo de oro, diciendo que si tenía un hijo de él, debía mandárselo cuando hubiera crecido lo suficiente como para usar la joya. El guerrero agregó: "Tendrá como geise (tabú o requerimiento) que nunca se dará a conocer, que nunca se irá de un combate y que nunca rechazará ninguno. Su nombre será Connla."Años más tarde, los señores de Ustler vieron acercarse un joven en un pequeño barco de bronce, con remos dorados. El barco estaba lleno de piedras y de cuando en cuando, el chico ponía una en su honda y la lanzaba a un pájaro en forma tal que éste caía a sus pies.
El rey Conor dijo: "Si los hombres del país de este chico vienen aquí, seguro nos reducirán a polvo. ¡Desgraciada será la tierra a la que vaya ese muchacho!."
Cuando el joven llego a tierra fue recibido por un mensajero para convencerlo de que se fuera, pero el muchacho se negó. Varios hombres fueron enviados en su contra, el chico ató a algunos y asesinó a otros, desafiando el poder de Ustler, negándose a marchar y a decir su nombre o su linaje.
El rey Conor mandó llamar a Cuchulain. Cuando el guerrero llegó, el muchacho estaba lanzando sus armas al aire y haciendo espectaculares hazañas.- Delicioso juego, joven. - le dijo - ¿Quién sois y de dónde venís?.- Nunca os revelaré. - contestó- Entonces morirás.- Así sea.
Lucharon durante un largo rato y al final ambos cayeron al mar.
Cuchulain estuvo a punto de ahogarse, hasta que se acordó del Gae Bolg (arma en la que había sido intruido por la guerrera Skatha), lo lanzó contra el joven y lo destripó.- Esto es lo que Skatha nunca me enseño. - dijo el muchacho - ¡Desgraciado de mí, estoy herido!.
Cuchulain lo miró con atención y reconoció el anillo que tenía en el dedo. Llevó a Connla hasta la orilla, dejándolo ante el rey Conor y declaró : "Aquí está mi hijo para vosotros, hombres de Ustler."El muchacho dijo: " Es verdad. Y si tuviera cinco años para crecer entre vosotros, conquistaríais el mundo hasta Roma. Pero estando las cosas como están, decidme quiénes son los guerreros que están aquí, para que me despida antes de morir."Uno tras otro fueron llevados ante Connla y él los fue besando, se despidió de su padre y murió; los hombres de Ustler lo enterraron y pusieron una gran losa con tremenda pena. Este fue el único hijo que tuvo Cuchulain, el hijo a quien mató.

Angus y la doncella mágica

Cierta vez, Angus Og, hijo de Dagda y Boanna del palacio de New Grange, cayó profundamente enamorado de una doncella a la que había visto en sueños. Sus padres, preocupados por el mal que acosaba a su hijo, buscaron a la joven por toda Irlanda, pero no pudieron encontrarla. Finalmente decidieron llamar a Bov el Rojo, rey de los daanos de Munster y hombre diestro en misterios y encantamientos, quien tras buscar durante un año anunció que había encontrado a la ilusoria doncella en un lago llamado Boca de Dragón.
Angus y Bov viajaron hasta al lago, donde encontraron a quinientas doncellas paseando en parejas, cada joven unida a su pareja por una cadena de oro. Entre todas las doncellas, Angus feliz reconoció a la de sus sueños y le preguntó a Bov quién era la muchacha, así supo que era Caer, la hija de Ethal Anubal, el príncipe de los daanos de Connacht.
Angus se lamentó por no ser lo suficientemente fuerte como para arrancarla de sus compañeras, pero siguiendo el consejo de Bov el Rojo, fue a pedir la ayuda de los reyes mortales de Connacht, Ailell y Maev.
Los reyes mandaron un mensaje al príncipe Ethal, pidiéndole la mano de Caer para Angus, pero él se negó a entregarla. Ante el rechazo de Ethal, las fuerzas del rey Ailell lo sitiaron en su castillo y ante el segundo pedido de mano de Caer, el príncipe explicó que la joven vivía alternativamente bajo la forma de doncella un año y de cisne al año siguiente: "el próximo 1 de noviembre la podéis ver con otros ciento cincuenta cisnes en el lago Boca de Dragón".
Angus fue allí en el tiempo propicio, se acercó a la orilla y llamó a la blanca y alada Caer, le explicó quién era y de pronto se trasformó en cisne él también. La doncella correspondió su amor y juntos volvieron al palacio de Angus, emitiendo una música tan divina que todos lo que la oyeron cayeron en un sueño plácido durante tres días y tres noches.

Finn contra el demonio de Tara

Finn, hijo de Cumhal, habiendo llegado a la madurez de hombre, quiso ocupar el lugar que había sido de su padre, a la cabeza de los guerreros del rey, pero era Goll, hijo de Morna, el capitán de la Fianna de Erín (orden militar).
Finn fue hacia Tara durante la Gran Asamblea, cuando ningún hombre podía levantarse contra otro dentro de ese terreno, y se sentó entre los guerreros de la Fianna. El rey Cormac lo señaló como un extraño entre ellos, y le mandó decir su nombre y su linaje."Soy Finn, hijo de Cumhal, y he venido a prestaros mis servicios, oh rey, como lo hizo mi padre."El rey lo aceptó con gran alegría y el joven le juró lealtad.
Poco tiempo después, vino un período en el que Tara fue molestada por un demonio que cada noche lanzó bolas de fuego contra la ciudad real, causando grandes llamas. Nadie pudo luchar contra él pues cuando algún guerrero se acercaba, la bestia tocaba una música que provocaba un sueño hondo.
Finn se dirigió hacia el rey, le anunció que se enfrentaría al demonio, y le preguntó si, de resultar vencedor, podría ser el capitán de la Fianna tal y como lo había sido su padre. El rey le juro que así sería.
Entre los hombres de armas había un viejo seguidor de Cumhal, padre de Finn, que poseía una lanza mágica con cabeza de bronce y remaches de oro arábigo. La cabeza, guardada en una capucha de cuero, tenía la propiedad de que, cuando la cuchilla desnuda se colocaba en la frente de un hombre, lo llenaba de fuerza y furia en la batalla, haciéndolo invencible.
Con esa arma, Finn se presentó a combate y esperó al demonio en los acantilados de Tara. Cuando cayó la noche y escuchó las primeras notas de aquella melodía, descubrió la cuchilla de bronce, la puso en su frente, y así rompió el hechizo. El demonio voló hasta el túmulo de Slieve Fuad, donde Finn lo derrotó, regresando a Tara con su cabeza.
El rey Cormac ordenó que los guerreros de la Fianna que juraran obediencia a su nuevo capitán, o que de lo contrario se retiraran. El primero en jurar fue Goll mac Morna, siguiéndole todos los demás.
Así fue como Finn tomó el mando de la Fianna de Erín y la gobernó hasta su muerte.

Leyenda del lago Inchiquel

Debajo de la superficie actual de este lago, existió antaño una llanura completamente lisa donde se destacaba la imponente mole de un castillo, o de un fuerte, al menos.
Una caverna, debajo de este castillo, conducía a alguna región inexplorada y no lejos de su boca yacía un hermoso manantial. Al señor del fuerte se le comunicó que, en ocasiones, se veía surgir de la boca de la caverna durante las noches de luna a tres hermosas mujeres, que se bañaban en el manantial; y él tomó muy buena nota de esto. Se ocultó a la entrada de la caverna y vio entrar a tres beldades a la luz de la luna. Esperó con impaciencia a que volvieran y dejó que dos de ellas se deslizaran junto a su escondite. Al pasar la tercera, que era la más joven y bonita, la aferró y la llevó al aire libre. Las otras huyeron al interior de la caverna y la ninfa apresada rogó empeñosamente que le devolvieran la libertad. Pero él era gallardo y amable y al mismo tiempo resuelto; de modo que la cautiva consintió finalmente en reinar como dueña de su corazón y de sus dominios. Vivieron felices durante muchos años y tuvieron dos hijos.
Ella había impuesto la condición de que su marido no invitara a persona alguna al castillo y él, durante muchos años, no sintió deseos de violar la palabra empeñada. Como tenía en sus caballerizas un hermoso caballo de carrera, se apoderó de él finalmente el deseo de concurrir a las carreras de Kood y le pidió a su esposa que se lo permitiera.
Ella consintió, pero le advirtió que no debía traer a amigo o conocido alguno con quien se encontrara allí. El señor del fuerte regresó solo por la noche, alegrándose de un premio obtenido por su caballo e indujo a su esposa, que era una dama Sídhe, a que le permitiera repetir la excursión al día siguiente. La segunda noche el señor del fuerte cumplió también su palabra. Pero... ¡ay!... Al tercer día, algunos amigos irreflexivos y otros envidiosos lo asediaron, le hicieron beber, se enteraron de su secreto y fueron invitados a acompañarlo a su castillo, para ser presentados a su esposa.
La hermosa Sídhe había estado esperando su regreso y cuando lo vio cruzar la planicie, rodeado por una desordenada multitud, entregándose todos a una turbulenta alegría, el amor y la estima de la Sídhe por su marido se derritieron. El estrépito del aturdido grupo cesó cuando todos ellos contemplaron a una mujer de sobrehumana belleza, que avanzaba a su encuentro desde las puertas del castillo, llevando a un niño de cada mano.
El corazón del señor del fuerte comenzó a latir de una manera salvaje y de inmediato profirió un terrible grito de angustia y echó a correr al ver que su esposa y sus hijos desaparecían en el manantial encantado. El asombro y la perplejidad de sus compañeros no tardó en transformarse en miedo, ya que el agua comenzó a brotar impetuosamente del manantial, en grandes cantidades, anegando la planicie. Y siguió surgiendo así, hasta adquirir el nivel que ocupa hoy, constituyendo una severa advertencia contra los amigos poco aconsejables y las violaciones de los compromisos solemnes.

Leyenda de Oisín y Niamh

Mientras Finn y su hijo Oisin, junto a varios compañeros, cazaban una mañana brumosa de verano a orillas del lago Lena, vieron acercarse a una doncella hermosísima, montada en un corcel blanco como la nieve.
Ella llevaba un traje de reina: una corona de oro y un manto de seda marrón con estrellas de oro rojo la envolvía y se arrastraba por el suelo. Su caballo llevaba adornos de oro y un penacho sobre la cabeza.
La doncella y se acercó a Finn y con él habló:- Desde lejos he venido y te he encontrado, Finn, hijo de Cumhal.- ¿Cuál es tu tierra, doncella, qué es lo que deseáis de mí?- Mi nombre es Niam la del pelo dorado. Soy hija del rey de la Tierra de la Juventud, y lo que me ha traído hasta aquí es el amor por vuestro hijo Oisin. Ella giró hacia el joven guerrero y le habló en con una voz a la que nadie podía negarse. - ¿Vendrás conmigo, Oisin, a la tierra de mi padre?- Allí iré y hasta el fin del mundo.
Entonces la doncella habló sobre su tierra, y mientras lo hacía, una quietud de ensueño inundó todas las cosas. Ningún caballo se movió, los perros dejaron de ladrar, ninguna ráfaga de viento meció las hojas del bosque. Los hombres estaban tan maravillados que de todo lo que ella contó, sólo pudieron recordar:
Es una tierra deliciosa por encima de todos los sueños,Más bella que cualquier cosa jamás vista por unos ojos.Allí todo el año hay frutos en los árboles,Y durante todo el año las plantas florecen.
Allí los árboles miel salvaje gotean;El vino y la hidromiel nunca se terminan.Ningún habitante conoce el dolor ni la enfermedad,Y la muerte o el decaimiento nunca están cerca de él.
La fiesta nunca empalaga ni la caza cansa,Ni tampoco para de sonar la música de los salones;El oro y las joyas de la Tierra de la JuventudBrillan con esplendor jamás conocido por hombre alguno.
Tendrás caballos de buena cuna,Tendrás perros que corren más que el viento;Un centenar de guerreros os seguirán en las batallas,Un centenar de doncellas os cantaran para que durmáis.
Una corona de soberano llevareis en la frente,Y a vuestro lado un arma mágica siempre estará,Y seréis el señor de toda la Tierra de la Juventud,Y señor de Niam la del pelo dorado.
Al terminar la canción, los fians vieron a Oisin montar en el corcel mágico, sostener a la doncella en sus brazos, y desaparecer como un rayo de luz hacia el bosque.

Leyenda de la Cierva Dorada

Cierto día en que Finn y sus compañeros regresaban con sus perros de una cacería en el monte Allen, una cierva se cruzó por su camino y todos corrieron tras ella. Pronto los perseguidores fueron quedando atrás, exceptuando a Finn y a sus dos perros, Bran y Skolawn. Estos perros tenían un origen muy peculiar ya que eran hijos de Tyren, tía de Finn, que había sido transformada en perra por un encantamiento. Eran los mejores canes de toda Irlanda y Finn les amaba mucho.
Cuando la cacería se dirigía hacia un valle, la cierva se detuvo, se recostó, y Finn vio que sus perros jugaban con ella lamiéndole la cara. Finn ordenó que nadie le hiciera daño y ella los siguió en el camino de regreso.
Esa misma noche, él se despertó y vio junto a su cama a la mujer más hermosa que vio en toda su vida, quien le dijo: " Soy Saba, oh Finn, soy la cierva que cazaste hoy. A causa de no haber querido dar mi amor al druida de la tierra de las hadas, me convirtió en lo que has visto, y he estado así por tres años. Pero uno de sus esclavos, apiadándose de mí, me reveló que si podía llegar hasta vuestra morada de Allen, oh Finn, volvería a mi forma original. Temía ser destrozada por vuestros perros, o herida por los cazadores, y por eso sólo me deje alcanzar por vos, y por Bran y Skolawn, quienes tiene la naturaleza del hombre y no me harían daño".Así fue como Saba vivió con Finn y él la hizo su esposa; tan profundo fue el amor que se tuvieron, que durante meses no se separaron. Un día llegó la noticia de que barcos de guerra del Norte estaban en la bahía de Dublín, así que él mando llamar a todos sus hombres, y le dijo a su esposa: "Los hombres de Erín nos dan tributo y hospitalidad para que los defendamos de los invasores, y seria una vergüenza aceptar los pagos sin dar de nuestra parte lo que se pide".
Durante siete días estuvo ausente Finn, hasta que los escandinavos se alejaron de las costas de Erín. Al octavo día regresó entre los suyos, pero vio la preocupación en los ojos de hombres y mujeres, Saba no estaba en la muralla esperando su regreso. Ante el pedido de Finn, le contaron lo que había sucedido: Saba esperaba ansiosa su regreso, y un día apareció Finn con sus dos perros, y hasta se escucharon las notas de la llamada de caza de los de la Fianna en el viento. Saba se corrió hacia la verja a recibir a su amado, pero el falso Finn blandió una varita de avellano y la convirtió en un ciervo. Sus perros comenzaron a perseguirla haciéndola huir. Los hombres tomaron todas las armas que pudieron y salieron en busca del hechicero, pero no encontraron a nadie, a Saba tampoco.Finn se retiró a su habitación y se encerró un día completo, luego siguió ocupándose de los asuntos de la Fianna como siempre, pero durante siete años buscó a Saba por cañadas, bosques y cuevas de toda Irlanda, con la sola compañía de sus fieles perros hasta que perdió toda esperanza y renunció.
Un día mientras cazaba en Ben Bulban oyó que los perros gruñían con furia, él y sus hombres corrieron hacia ellos y encontraron que los canes intentaban acercarse a un niño de largos cabellos rubios, que estaba desnudo al pie de un árbol, mientras Bran y Skolawn los mantenían a distancia.
Los fians apartaron a los perros y se llevaron con ellos al muchacho que, cuando aprendió a hablar, les contó su historia.
Él no había conocido ni padre ni madre alguna. Siempre había vivido en un valle cerrado por acantilados altísimos y había sido cuidado por una cierva amorosa. Durante el verano se alimentaba de frutos silvestres y durante el invierno se mantenía con las provisiones que guardaba en su cueva. De tanto en tanto, aparecía un hombre de aspecto oscuro que hablaba con la cierva, a veces con ternura y otras con amenazas, pero la cierva siempre huía de él.
Un día, el hombre llegó y estuvo largo rato con la cierva, hasta que la tocó con una varita de avellano y obligándola a seguirlo sin mirar atrás. El niño intentó ir tras ellos pero no pudo mover su cuerpo, llorando de rabia y desolación, cayó al suelo y perdió el sentido. Cuando volvió en si estaba en la ladera de la montaña de Ben Bulban y durante días buscó aquel valle verde, hasta que los perros lo encontraron.
Finn le llamó Oisin, pequeño ciervo, y se conoció como guerrero y como un gran compositor de canciones y fábulas.

Leyenda de Cuchulainn y Emeth

Cuchulainn aún no se había enamorado jamás, a pesar de que por ser un guerrero tan famoso en el Ulster, muchas doncellas se le habían acercado en esos años tratando de enamorarlo. Los jefes y señores de los clanes le sugerían a menudo que buscara una esposa, pero ninguna de las jóvenes lograba despertar su corazón. Un día fue invitado a un banquete en la casa real, y ahí conoció a la hermosa y codiciada Emeth, hija de Forgall, señor de Lugach, y su joven y ardiente espíritu se inflamó de amor por ella, a tal punto que decidió pedirla en matrimonio en el acto.
Con ese propósito, al día siguiente se dirigió sin demoras al Castillo de Forgall, acompañado por su amigo Laeg. La bella Emeth se hallaba en las almenas de la fortaleza, departiendo y bordando con las doncellas de su comitiva, hijas de los nobles súbditos de su padre, cuando vio acercarse un carro por el camino de Math. La madre de Ehmet observó: "Uno de los hombres que se acercan parece ser el hombre más atractivo de todo Erín, pero su expresión es melancólica y triste"...
Cuando finalmente el carro se detuvo en el patio del castillo, Emeth se acercó a saludar a Cuchulainn, pero cuando éste le reveló que la razón de su presencia allí era el amor que sentía por ella, la doncella le explicó el rígido control que se padre ejercía sobre su vida. "No puedo desposarme antes que mi hermana mayor, Fiall, ésas son las reglas de la familia", dijo ella. Cuchulainn, bastante enojado, respondió: "No es a ella a quien amo, sino a vos, y volveré triunfador por tí, a reclamarte." Mientras decía esto, sus ojos descendieron de los de ella hasta su escote, el cual dejaba entrever la curva suave del pecho de Emeth. "Mía será esa llanura, la dulce y mágica llanura que conduce al valle de la doble esclavitud!" exclamó el fervoroso joven, a lo que la dama respondió " Nadie llega a esta llanura sin antes haber cumplido con sus deberes, y los tuyos aún están por comenzar a ser cumplidos...", una cauta pero no desalentadora réplica.
Cuchulainn montó en su carruaje, y se fue. Pero las palabras de Emeth había calado hondo en su mente, entonces al día siguiente comenzó a prepararse para la guerra y las hazañas heroicas que Emeth le pedía que realizara, y marchó a la aventura. Entre sus hechos famosos, figuraron la derrota de Scatagh, la diosa guerrera, y el aniquilamiento de los malévolos hijos de Nechtan, los mismos que habían asesinado a incontables hombres del Ulster. Cuchulainn obtuvo fama, gloria y un gran botín de sus hazañas, y una vez concluidas, se dirigió a buscar a Emeth, como estaba implícitamente claro entre ellos. Una vez en el castillo de Forgall, solicitó formalmente la mano de su amada, y dejó la dote correspondiente a la hermana mayor, como era la costumbre.
Y así fue conquistada Emeth, tal como ella lo había pedido, tras lo cual Cuchulainn la llevó a Emain Macha y la hizo su esposa, para no separarse jamás hasta el momento de su muerte.

Leyenda del nacimiento de Cuchulainn

Cuenta la leyenda que la doncella Dectera, hija de Cathbad, uno de los más destacados nobles de la Corte de Connor Mc Nessa, desapareció un día junto con otras cincuenta jóvenes vírgenes y durante más de dos años no se supo nada de ellas.
Ya hacía tiempo se había dejado de buscarlas, cuando durante una cacería en la que tomaban parte los más prestigiosos señores del Ulster, vieron posarse sobre una llanura cercana a la capital, Emain Macha, a una bandada de pájaros blanquísimos. Los nobles decidieron cazar a las aves, persiguiéndolas con sus carros y lanzando piedras y lanzas. A través de campos, arroyos y pequeños bosques continuó la persecución. Pronto notaron que eran aves muy extrañas, ya que volaban divididas en nueve grupos, cantando, y cada grupo era guiado por una pareja de aves sujeta entre sí por un delgado yugo de plata. Llegó la noche, y los cazadores estaban cansados y frustrados por el fracaso de la cacería. El rey Connor envió a dos hombres a buscar un refugio. Estos siguieron la ribera del Boyna, hasta llegar a las cercanías de Brug na Boyne, donde descubrieron una humilde choza.
Sin embargo, viendo que la noche se estaba cerrando cada vez más, se acercaron a la cabaña, siendo recibidos por un hombre joven, de aspecto gentil y elegante, junto al cual se encontraba una hermosa dama, su esposa. Ambos salieron a recibir a los enviados, invitándolos con deferencia a compartir esa noche con ellos en su morada.
La comitiva entera cruzó, un rato después, las puertas de la cabaña, y esta se convirtió de pronto en un hermoso castillo, con salón de banquetes, aposentos y demás. Sin embargo, la mayor sorpresa fué cuando el Rey reconoció en la dama a la bella Dectera, la perdida doncella, y en su esposo a Lugh, el del "Brazo Largo", hijo de Ethlinn, y en las doncellas que los acompañaba, a las cincuenta vírgenes que habían desaparecido. A pesar de la intriga, la velada transcurrió apacible, estaban todos tan cansados que casi ni hablaban.
Pero, la aún más insólita revelación llegó en la mañana, cuando todos despertaron y se hallaron yaciendo sobre la hierba, y todo lo visto en la noche había desaparecido mágicamente. En lugar de la cabaña, había un pequeño recinto, donde en su interior había una modesta cuna con un niño muy pequeño. Este era el regalo que Dectera hacía al pueblo del Ulster a través de su rey, Connor Mc Nessa, el cual había sido atraído con el señuelo de los pájaros, hasta el mágico lugar de Brug Na Boyne.
El niño fué llevado por los nobles hasta el palacio, y entregado a Finchaum, la hermana de Dectera, quien lo aceptó y bautizó como Setanta, viviendo desde ese momento en las posesiones que el Rey le otorgara a su madre adoptiva. Con el tiempo creció y se convirtió en un apuesto joven, y luego adoptó el nombre de Cuchulainn.
También se cuenta que el archidruida Morann, cuando el bebé Cuchulainn llegó al castillo, profetizó lo siguiente: "Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades."

Amergin y los Druidas

El origen de los Druidas en Irlanda se remonta según los antiguos anales irlandeses a los primeros colonos del país, que pertenecieron a la tribu de Japhet.
Una de las colonias más importantes que habían venido a Irlanda era la de Milesian.
Según las antiguas tradiciones, estas personas, pertenecientes también a la raza de Japhetian, pasaron desde Scythia a Grecia y luego a Egipto y a España y finalmente desde España a Irlanda donde llegaron doscientos años después de la conquista de Tuatha De Danann, aproximadamente el 1530 A.C.
Durante el curso de todas las migraciones marinas, los Druidas desempeñaban un papel muy importante y entre ellos Caicher fue considerado el más importante... puesto que se dice que él predijo que Erinn (Antiguo nombre para Irlanda) era su último destino.
En su llegada a Irlanda, los principales druidas de los Milesianos eran Uar, Eithear y Amergin. Amergin era uno de los hermanos Milesianos apellidados Glungel.
Era Poeta y Juez de la expedición, y un Druida muy conocido aunque no tenía profesión.
El Leabhar Gabhala, o El Libro de las Invasiones, se refiere a Amergin como al primer Druida de los Gaélicos en Irlanda aunque él no era el único Druida conocido en Irlanda.
La primera colonia de Milesianos desembarcó en Kerry y pronto marchó hacia la Colina de Tara, el asiento de los Reyes de Irlanda, ocupada en ese momento por el Tuatha De Danann, que exigía la supremacía del país.
Los reyes objetaron que no sabían nada sobre la invasión y si lo hubieran sabido, lo habrían impedido.
Así que ellos plantearon dejar la decisión a Amergin.
Amergin decidió que él y sus amigos deberían regresar a sus naves y trasladarse a una distancia de nueve olas lejos de la tierra.
Si fueran capaces de volver a tierra otra vez a pesar de De Danann, ellos conquistarían el país.
En cuanto se trasladaron a la distancia fijada en el mar, los Druidas de De Danann provocaron una tempestad y la flota se dispersó.
Una flota se dirigió al Sur y luego al Noreste de nuevo.
La otra estaba en peligro debido a la tormenta así que Amergin, el poeta y estudioso de la flota, se levantó y pronunció una entonación druídica.
Al final de la oración, la tormenta cesó y los Milesianos desembarcaron de nuevo.
Era un jueves primero de mayo y el decimoséptimo día de la luna.
Entonces, Amergin puso su pie derecho en la tierra de Irlanda y cantó otro poema en honor de la ciencia que le da más poder que los dioses de donde vino.
Yo soy el viento que sopla sobre las aguas.
Yo soy la ola del océano.
Yo soy el murmullo de las olas.
Yo soy el buey de los siete combates.
Yo soy el buitre en la montaña.
Yo soy una lágrima del sol.
Yo soy la más hermosa de las plantas.
Yo soy un valiente jabalí salvaje.
Yo soy un salmón en el agua.
Yo soy un lago de la llanura.
Yo soy la palabra certera.
Yo soy la lanza que hiere en la batalla.
Yo soy el dios que crea o forma en la cabeza del hombre el fuego del pensamiento.
¿Quién es el que ilumina la asamblea en la montaña, si no yo?
¿Quién conoce las edades de la luna, si no yo?
¿Quién muestra el lugar dónde el sol va a descansar si no yo?
¿Quién llama al ganado de la Casa de Tethra?
¿A quién sonríe el ganado de Tethra?
¿Por qué es el dios que forma encantamientos - - el encantamiento de la batalla y el viento del cambio?
Leabhar Gabhala entonces después de tres días y tres noches, los Hijos de Mile empezaron su primera batalla contra Tuatha De Danann en un lugar llamado Sliab Mis, hoy día Slieve Mish está en el Condado de Cork.
En un Manuscrito galés del Siglo XIV encontramos un poema similar atribuido al bardo Taliesin, mejor conocido en la Saga Artúrica como Merlin.
Yo he sido un águila.
Yo he sido madera en el soto.
Yo he sido una espada en la empuñadura.
Yo he sido un escudo en la batalla.
Yo he sido una palabra entre las letras.
Los dos cantos subrayan algunas creencias Druídicas y Célticas.
Esta ciencia divina, penetrando los secretos de la naturaleza, descubriendo sus leyes era un ser idéntico a estas mismas fuerzas y mantener esta ciencia era mantener la naturaleza en un todo.
El poeta de hecho es la palabra de la ciencia, él es el dios que concede al hombre el fuego del pensamiento, el poeta es la naturaleza, es el viento y las olas, los animales salvajes y el brazo del guerrero.
Porque el poeta es la encarnación visible de la ciencia en forma humana.
Él no sólo es hombre, sino también águila o buitre, árbol o planta, palabra, espada o lanza.
Él es el viento que sopla en el mar, la ola del océano, el murmullo de las olas, el lago en el llano.
Él es todo esto por que él es el ser universal, porque él tiene la custodia del tesoro de la ciencia y hay pruebas de que posee este tesoro.
Por ejemplo, él sabe calcular las lunas, la base del calendario, por que él puede determinar las grandes asambleas populares.
La astronomía no tiene ningún secreto para él, también puede saber (nadie más lo hace) donde va a descansar el sol.
Él es la ciencia, es un poeta, es un soñador.
Él es El Soñador